Trofeo José Cano – Canillejas 2013: la crítica

Canillejas, lo dije en la entrada anterior, es mi carrera. No en un sentido de propiedad, sino de pertenencia. Canillejas es la carrera de mi barrio y mi vínculo con ella trasciende el aspecto competitivo. Es curioso este apego mío a todo lo que venga del barrio porque no soy un tío que se sienta orgulloso de pertenecer a un sitio donde ha nacido, o vive, de casualidad: no me siento particularmente orgulloso de ser madrileño, ni siento que ser español sea algo especial, y ya lo de ser ciudadano de la Unión (Europea, se entiende) directamente me la refanfinfla. A ver, no se me entienda mal. Doy gracias a todos los dioses conocidos y por conocer de que me hayan hecho nacer en Madrid, y no en cualquier lugar del cuerno de África, o en una aldea perdida de la sudamérica profunda o en el delta del Mekong. Pero, que igual de agradecido estaría si las circunstancias me hubieran hecho nacer en Liverpool, Gante, Milán o Lisboa; también.

Medalla Canillejas 2013
Trofeo Canillejas 2013

El caso es que, sin embargo, me siento muy orgulloso de ser de San Blas, de ser un chico de barrio y de familia trabajadora (lo que antes se llamaba la clase obrera) porque, además, en ese barrio había muy poquitas cosas, y menos aún las que se pudieran convertir en tradiciones: la cabagata en enero, la verbena en verano… y la carrera de Canillejas en noviembre. En mi recuerdo está ser pequeñito y ver pasar desde la ventana de casa la carrera, siempre un domingo, por la calle Hermanos García Noblejas y gritar a mis padres: «¡ya están los corredores!» y bajar corriendo a verlos o quedarme en la ventana, con los prismáticos, observándoles.

Por eso digo que es mi carrera. Y la primera carrera que corrí distinta a un maratón, fue Canillejas en el año 2001. Desde entonces hasta hoy he participado en 7 ediciones más y es, de largo, la carrera de 10 kms. que más veces he disputado y donde tengo mi MMP (mejor marca personal) en la distancia  (41:42 en 2003). Por eso yo soy el primer interesado en que Canillejas no nos falte nunca, porque forma parte de mi vida, de la vida del barrio y porque sinceramente estoy convencido de que, por su historia, forma parte del atletismo popular español: Canillejas lleva 34 ediciones disputadas desde aquel lejano 1980 y por su trazado han corrido auténticas estrellas del atletismo.

Sin embargo, hay cosas de la carrera que no me gustan, y lo primero que no me gustó, incluso antes de disputarse la carrera de este año, fueron las declaraciones de José Cano, el 12 de noviembre a los micrófonos del programa  «A Tu Ritmo«, de Vinilo FM. El señor Pepe Cano debe haber sido todo en Canillejas, tanto como para cambiarle el nombre a la carrera, que siempre fue Carrera Internacional Popular de Canillejas, por el rimbombante nombre de «Trofeo José Cano«. Bueno, es cuestión de egos. También Teresa Rivero le puso su nombre al estadio del Rayo y eso que era de titularidad municipal. En esa entrevista, casi monólogo, el señor Cano se explayó largo y ancho acerca de todo lo que quiso sobre el atletismo popular y en mi opinión se equivocó, porque si bien puedo estar de acuerdo con muchas de las cosas que él dice, no puedo permitírselas como organizador de una carrera. Vino a decir que los atletas populares no entrenan bien, que van a las carreras no a competir, sino a terminarlas, que lo que nos gusta es lucir modelitos, zapatillas y gadgets y que nos tragamos toda la publicidad de las carreras que han surgido como setas en estos últimos años al irse convirtiendo el running en un fenómeno de masas (calculó que en los 80 habría unos 4.500 competidores en España frente a los 200 o 300 mil corredores hoy día).

Y, sin embargo, Canillejas languidece. Sin patrocinadores de postín, sin poder ofrecer premios en metálico…

Entre líneas viene a decir el señor Cano que por qué se le ha hecho esto a él, que se las ve y se las desea para llegar a 5.000 participantes (creo que las inscripciones este año no se cerraron), cuando llegó a tener 19.000 (era un caos, dice ahora) mientras que otros que apenas han aterrizado ponen dos globos y tienen a 10.000 tíos en línea de salida. Pues por algo será sr. Cano. Lo primero será por atraer a corredores vendiendo ilusión y no poniéndose delante de un micrófono a, como se suele decir, «rajar de los demás».

La historia de una carrera es muy importante. Apenas hay carreras en Madrid que puedan igualarse en solera con Canillejas: Mapoma, la San Silvestre, el medio maratón de Villaverde o la media maratón de Moratalaz. Pero, siendo importante, no lo es todo y, en un momento determinado, una carrera ha de escoger: o estar arriba con unos patrocinadores muy potentes como la Sansil o Mapoma (y atendiendo a unos criterios no siempre deportivos), o conformarse con ser una pequeña carrera, dignamente organizada y sin pretensiones, como Moratalaz o Villaverde orientadas al corredor popular, ese que entrena mal y que le gusta tener unas zapas bonitas.

Canillejas no deja de ser un quiero y no puedo. Por tradición debería ser una de las mejores carreras de España, pero por falta de medios se queda en una modesta carrera de barrio. Y no por llamarse uno José Cano y llevar 34 ediciones organizadas de una carrera cae maná del cielo. Hay que currárselo. Y hoy en día Canillejas sólo puede vanagloriarse de tres cosas: el trazado, que hay camiseta para todos y que hay trofeo para todos. El resto, todo, es una chapuza, señor Cano. No se pueden señalizar los kilómetros en una valla colocada longitudinalmente, es decir, visible para los espectadores que estén al otro lado de la calle. No se puede tener un ropero tan mal organizado en el que la gente esté esperando parada en pleno noviembre, personas que han sudado y que se quedan heladas, no se puede dar la camiseta en meta y organizar unas colas impresionantes con un montón de gente parada quedándose fría (y muchos de ellos teniendo que soportar luego cola en el ropero), no se puede llamar avituallamiento en meta a una botella de Powerade metida en una bolsa de plástico con un montón de papeles de publicidad.

Y cobrar por todo eso 15 euros.

Así que señor Cano, yo le recomiendo que para el año que viene, deje de fijarse en lo que le dan a los demás y se dedique a su carrera, a mi carrera, y dedique tiempo a subsanar las deficiencias de su propia casa. No critique a los corredores populares, somos los que vamos a gastarnos el dinero en correr en su casa. Y si no queremos competir será nuestra decisión. Lo que sí le sugiero es lo siguiente:

  • Entregue la camiseta junto con el dorsal y el chip en el punto de inscripción, nos evitará una gran cola en meta. Además la camiseta no es de marca, no creo que vayan a «extraviarle» muchas.
  • Haga visibles los puntos kilométricos en carrera, si están un poco en alto, se ven mejor (aproveche árboles, farolas, semáforos, señales…)
  • Coloque una fila de voluntarios en meta que vayan colgando medallas y otra detrás que den una bolsa de avituallamiento. Vale un Powerade, pero no estaría de más aunque fuera una bolsa de panchitos, si las dan hasta en los bares.
  • Agilice el ropero, 5.000 personas no son muchas, basta con separar bolsas por terminación de dorsales (de 0 al 9).
  • Y puede usted seguir pidiendo 15 euros, que si me garantiza lo anterior, los pagaré con gusto.

En cualquier caso, animo a todo el mundo a correr esta carrera el año que viene, porque lo merece por sí misma, a pesar de las personas que un día la hicieron grande y que quizá un día, que espero no sea muy lejano, den paso a otras personas que la hagan aún más grande.

¡Y que viva San Blas!

5 comentarios en “Trofeo José Cano – Canillejas 2013: la crítica

  1. De acuerdo totalmente contigo. Vi una carrera dura, exigente pero a la vez preciosa. Pero también muy mal organizada. Y sí encima te metes con la gente que con su sacrificio hace de esto de correr algo grande, pues mal vamos.
    Pero bueno, volveremos el año que viene.,…para tapar bocas….😜

    1. Eso es. Además es tan poco lo que pedimos los populares: una carrera bien medida, bien organizada, que cuide de la gente. No debe ser tan complicado, no?

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