Soy un MAMIL

Pues sí, gracias a este artículo de la página running.es me he enterado de que soy eso: un MAMIL. Al principio pensé que sería algo peor, una contracción de «mamífero-mandril» o similar, pero parece ser que el acrónimo viene de una frase inglesa: «Middle-Aged Man In Lycra» y que surgió en el mundo del ciclismo y de ahí ha pasado a aplicarse también a los runners. En español, la frase de marras viene a traducirse como: hombre de mediana edad en licra. O lo que es lo mismo: madurito/cuarentón embutido en un tejido pegado a la piel que deja poco a la imaginación y para el que ya no tiene edad.

La verdad es que, por suerte o por desgracia, los que son de mi generación estarán de acuerdo conmigo en que nos han puesto etiquetas desde la más temprana edad, desde que nacimos. Cuando yo era un niño éramos los baby-boomers, el producto de una explosión demográfica sin precedentes en el mundo occidental tras haber dejado atrás definitivamente dos guerras mundiales (o una civil, en nuestro caso). Éramos tantos niños que sobrábamos. Por aquel entonces existía el servicio militar obligatorio y cuando las quintas sorteaban (para saber dónde te tocaba hacer la mili) siempre había un grupo que se libraba porque había quintos de sobra: los excedentes de cupo. Mi quinta fue la última en la que hubo excedente de cupo. Que me lo digan a mí, que por evitar que en el sorteo me tocara Ceuta o Melilla ingresé voluntario en un cuartel de Madrid con 17 añitos y, en el sorteo, cuando ya llevaba 8 meses de mili, salí excedente de cupo. Y no hubo nada que hacer, me comí los 16 meses de mili a pulso.

Más tarde se nos etiquetó bajo la denominación Generación X, la generación incógnita. Un grupo de jóvenes que habían tenido la suerte de formarse y de crecer en un mundo más o menos próspero y en paz, pero de la que no se sabía cómo respiraba. Y es verdad, quizá fuimos la generación menos participativa de la historia. No hemos sido rebeldes ni contestatarios, y sí hedonistas, acomodados y volcados hacia nosotros mismos. ¿Quién de mi generación no recuerda cuando un profesor pedía participación en clase? Todos mirando a los apuntes con la cabeza baja. Y así con todo.

Pocos años después una marca de coches nos convenció, al ritmo ochentero de Squeeze, de que a pesar de todo éramos la generación de los JASP, Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados. Pero yo nunca me compré un Clio. Y menos aún cuando sacaron la edición Mecano.

El tiempo pasa y todos nos fuimos asentando en la vida. Accediendo al mercado laboral, formando familias, viendo cómo las generaciones anteriores iban dejando España y cómo las posteriores seguían nuestro ejemplo, ya fueran mujeres, hombres y viceversa; acomodándonos en nuestras rutinas metrosexuales (eso también nos han llamado) y autocomplacidos en nuestras torres de marfil.

El juego de las etiquetas generacionales parece que se fue olvidando con el tiempo de nosotros. Si acaso a las chicas de nuestra generación se les empezó a llamar MILF’s (Mums I’d Like to -the F word-), lo que dice algo bueno de nosotros: que treinta años después nos siguen gustando las mismas chicas que nos gustaban en los 80.

Pero lo de los MAMIL me ha llegado al alma. Después de 15 años corriendo. Despues de todo este tiempo creyendo que los cambios en nuestra indumentaria han sido fruto de la evolución de los tejidos y de pensar que hemos ido pasado del algodón a los tejidos técnicos y de ahí a las prendas de compresión por motivos de eficiencia, llegan unos mocosos y sólo nos ven como unos carrozas vestidos de forma inapropiada para nuestra edad. Como cuando nosotros mismos éramos jóvenes y veíamos un cuarentón en un Porsche y nos preguntábamos para qué querría el «tarra» ése un deportivo.

Pues que sepáis que no nos dejaremos amilanar, que seguiremos saliendo a las calles con nuestras zapatillas cantosas y nuestras mallas y camisetas ajustadas (Rafa en este post me descubrió unas de Under Armour de superhéroes que molan mazo, troncos), marcando todos los michelines que tengamos que marcar, acabando nuestros entrenos con unas cervecitas fresquitas ¡y orgullosos de hacerlo!

Y si os molesta tanto y como veo que os gustan mucho los acrónimos, niñatos, por mí podéis iros todos A.T.P.C. (y un abrazo).

Os dejo mi último selfie.

Mamil
Estoy mejor que nunca (fuente: internet)

6 comentarios en “Soy un MAMIL

  1. Maduritos con 40…no hombre¡¡¡,eso dejaselo a los de 60, nosotros somos algo jovenes aun y no te rebotes ilustre Carlos con lo que piensen de nosotros, ande yo caliente y riase la gente; te pongo un ejemplo, en Nueva York me compre una de esas under armour de superman que ya mostre en la media de leon pero yo pesaba mucho mas cuando me la compre y estaba casi como el tipo de tu foto pero es que me la queria comprar aun mas pequeña, una L para el futuro, para por ejemplo ahora, en plan visionario, pero no cedio mi mujer y acabe con la XL. No es que ahora me quede grande pero la L era mi talla, lo que pasa es que como le explicas que quieres ir mas petado aun de lo que estaba en ese momento, era complicado. Ahora me queda entre petada y suelta, tiene algo de tension aun pero el chiste era ir todo petadete, ya no es lo mismo…en fin…que ande yo caliente y riase la gente, haz lo mismo.
    Un abrazo¡¡¡.

    1. Jajaja! No nos dejan realizarnos en la vida estas chicas ;). Es verdad que las Under Armour las descubrí gracias a ti y no me acordaba, por eso no te menciono en el post. Imperdonable! ***Editado: ¡corregido!

      Un abrazo, ya leo que progresas un montón. 🙂

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