Si esto tiene algún sentido, si alguna vez me propuse escribir, fue pensando en que al menos ella, a la que tanto le gustaba contar historias, estaría allí, leyendo las mías, al otro lado de la pantalla en su pequeña tablet. El que al final yo acabara escribiendo sobre correr es anecdótico. Elegí el running como podía haber escogido la música, los trenes o el cine. Pero estoy convencido de que le hubiese dado igual una cosa u otra. Ella, seguro, habría estado allí la primera, leyendo todo lo que yo publicara.
Así que hoy, con el corazón encogido no me importa romper por vez primera la temática de este blog y no hablar de running, porque hoy, lo que me jode sobremanera es haberla perdido para siempre. Tanto que me pregunto si merece la pena seguir si ella no va a seguir siendo mi seguidora incondicional, si ya jamás voy a poder volver a verla ni tener de nuevo la posibilidad de que me diga «qué bonito lo que has escrito hoy…»; y que acabara esa frase con aquella palabra que era mi energía, mi combustible y mi motor: «… hijo».
Porque el dolor más grande que puedo sentir no es haber perdido a mi lectora más fiel, sino haber perdido a mi madre.
Donde quiera que estés, mamá, cuida de mí. Te quiero.

«Tú vales mucho,
para mí, sangre de mi sangre,
para mí, sol del sol naciente,
para mí, haces que me sienta valiente…»
«Fuzz» Facto Delafé y las Flores Azules
Lo siento mucho, un abrazo. No lo dejes, seguirá leyéndote.
Joder,no sé que decirte, solo mandarte un fuerte abrazo de verdad
Un fuerte abrazo Carlos.
Lo siento muchisimo. Un fuerte abrazo
Lo siento de veras, mucha fuerza.
Lo siento muchísimo Carlos, un abrazo