VIII Jarama María de Villota

He corrido por muchos sitios en Madrid, desde MercaMadrid a la Casa de Campo pasando por Canillejas, la Castellana, el Juan Carlos I, el Parque Lineal del Manzanares o Moratalaz. Hay pocas carreras ya que me que me sirvan para descubrir sitios nuevos, quizá aquella que se hacía en el hipódromo de la Zarzuela y, ésta «Jarama María de Villota» que por fin he corrido este año y que tenía en mi punto de mira desde que se llamaba «San Silvestre del Jarama» y se corría el 31 de diciembre.

Nunca había estado antes en el Jarama. Sabía dónde estaba por haber pasado por delante mil veces al salir o entrar de Madrid por la A1. Pero ha sido una sorpresa descubrir que el único acceso al circuito (entrada y salida) se hace a través de una urbanización con su garita de vigilancia y todo. Imagino que en eventos mucho más multitudinarios aquello debe ser una locura que no debe ser buena ni para el circuito ni para los vecinos. Aunque tiene toda la pinta, por el aspecto de las casas, que el circuito llevaba allí bastante tiempo antes que la urbanización.

En cualquier caso, el Jarama es el mítico circuito de carreras de mi ciudad y yo quería correr ahí. Además me gustó el protocolo anti-Covid: mascarilla obligatoria, toma de temperatura antes de entrar a la pista y cinco tandas separadas de salida en función del color del dorsal. No habría tiempo desde el disparo, sólo tiempos netos contabilizados por la alfombrilla. Por el carácter benéfico de la carrera no me importó que no dieran camiseta conmemorativa (sí dieron medalla finisher), y el detalle de aportar un litro de leche o un euro al recoger el dorsal, para otra causa, es muy buena idea. Ojalá nunca nadie se aproveche de estas cosas porque es muy importante seguir creyendo en que una pequeña aportación de muchos puede hacer grandes cosas.

De lo que es la carrera no me voy a extender. Mi único objetivo era no subir de 50 minutos y al final hice 48:47, (24:27 en la primera vuelta y 24:20 en la segunda). La lluvia nos respetó (había estado lloviendo por la noche) y el circuito me encantó: muy llano al principio, hasta que se llega a la rampa de Pegaso, de la que no puedo decir más que se me atragantó, sobre todo al paso de la segunda vuelta. La otra rampa, la que lleva a la curva Monza, es mucho más corta y se gestiona mejor. Y desde ahí todo cuesta abajo hasta meta, así que entras en meta como un fórmula 1 🙂

Carrera muy divertida. Mucha gente con adornos navideños. Poco masificada. Bastantes chiquillos corriendo (podían correr 5K niños con 12 años cumplidos) y también algunos grupos de andarines. Aparcamiento sin problemas en el propio circuito. Buena opción para pre-celebrar la Nochebuena.

Y como no tengo SanSilvestres previstas, con esta carrera despido el año.

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