
¿Cómo una de las peores películas del «landismo» (y de la historia del cine español, probablemente) puede inspirarle a uno un post? Pues porque, aunque no lo parezca, el streaking de la película, el acto de mostrarse uno desnudo como forma de protesta o rebeldía, tiene su origen (sin tener que remontarnos a Lady Godiva) en las carreras que se organizaban en los campus universitarios americanos en aquella época que tan bien retratan series como «Mad Men«, y que tenían un poco de eso: salir a correr y hacerlo en cueros como forma de protesta, o como desafío, o simplemente para echar unas risas y escandalizar a las generaciones más mayores. Curiosamente, aquellos jóvenes rebeldes de finales de los 60 y principios de los 70, cincuenta años después, deben ser ya venerables ancianitos o, como poco, felices jubiletas. El que quiera más información puede leer la entrada que wikipedia dedica al fenómeno y por qué a eso se le llamó streaking.
En cualquier caso, no ha sido nunca mi intención salir a correr a culo pajarero como si fuera a participar en una foto de Tunick, sino que el término streak en running ha vuelto a sus raíces etimológicas más profundas y viene a significar lo que siempre significó: una racha, una serie consecutiva de algo. De ahí el run streak: una racha encadenada de días consecutivos saliendo a correr.
Hace años había leído a Santi Palillo, que allá por 2012 estuvo 366 días consecutivos saliendo a correr un mínimo de 5 kilómetros. Yo quería un poco vivir esa experiencia, la de salir a correr por correr todos los días durante algún tiempo. Estaba claro que en ningún caso podría plantearme siquiera estar un año así, ni un mes. Pero sí aprovechar las vacaciones de verano para hacerlo.
El año pasado es cierto que lo intenté, pero me torcí un tobillo al sexto día y pasé el resto de vacaciones en el dique seco. Sí, ya sé que la mayoría de vosotros aprovecháis las vacaciones de verano para pasarlas enteras en el «dique seco» y dejar descansar al cuerpo, pero yo soy un rarito al que le gusta correr y al que no le gusta planificarse su hobby como una temporada formal con sus descansos, pretemporadas y cosas de esas. Me gusta salir a correr y si cuando más puedo hacerlo es en vacaciones… pues corro en vacaciones. Eso sí, como el maestro Palillo me fijé un mínimo de 5 kilómetros diarios… que casi también era el máximo; y libertad de ritmos: sin series, ni fartlek, ni cuestas, ni esfuerzos que pudieran cansarme tanto como para no querer salir a correr al día siguiente.
Al final he conseguido encadenar 16 días corriendo. No son muchos, vale, aceptado, pero la experiencia, en sí, me ha gustado mucho y habría podido mantenerla en el tiempo de haber tenido más días de vacaciones. Es cierto que me costó un poco encontrar fuerza de voluntad al principio, pero una vez que se consigue la rutina, salir a correr se hace tan cotidiano como desayunar.
¿Algún resultado visible o apreciable? Pues no. Ni pérdida de peso, ni mejora en el estado físico. Tampoco los ritmos eran como para conseguir nada. Quizá en el aspecto psicológico cierta satisfacción por hacer ejercicio, por llevar una vida activa, por mover el trasero, y por poder tomar una Tropical (que las vacaciones fueron en Canarias) y unas patatas fritas sin sentimiento de culpa. Por ahí sí.
Para finalizar me dejo unos números, para los archivos:
- Entrenos: 16
- Distancia: de 5,02 a 6,03 kilómetros
- Tiempo: de 29’05» a 35’29»
- Ritmo: de 5’12» a 6’09» min/km
- Carrera promedio: 5,49 kilómetros en 31’31» (5’44» min/km)