XVI Carrera Popular de Alovera: crónica

Esta semana no estaba previsto que me pusiera un dorsal para acompañar a mi compañero Diego en una carrera celebrada en su provincia, en Guadalajara. El culpable último ha sido Don Pablo, el alma del programa «Correr te hace libre» del que algún día también os hablaré. Uno de los chicos de Don Pablo se descolgó a última hora y me ofreció el dorsal… y lo acepté. Nunca había estado en Alovera y tampoco tenía referencias de la carrera, salvo lo que Diego había estado comentado en la oficina durante la semana: muy llana y a dos vueltas, por lo que era una oportunidad de sustituir, también esta semana, el entrenamiento de series por algo un poco más divertido como es una carrera popular.

XVI+CARRERA+POPULAR+ALOVERA+solo+plano+A3Alovera es un pueblo del que se puede decir muchas cosas excepto que sea bonito. Viene a ser algo así como una plaza mayor, con su iglesia y su ayuntamiento, rodeado de urbanizaciones de pisos y de chalés adosados. Y en esa plaza del pueblo (bueno, unos metros más allá) nos reunimos esta mañana 700 corredores para tomar la salida en un día que amenazaba lluvia pero al menos no hacía el  frío, según cuentan, de otras ediciones. Como speaker de excepción, el redactor jefe de la revista Runner’s, Alberto Hernández; y entre los participantes, el que fuera campeón de España de media maratón y de 10.000, Ricardo Serrano, vecino de Alovera. No es que yo me haya convertido ahora en un experto en el mundo del atletismo, no. De haber ido solo jamás me habría enterado de esas cosas. Pero es que con Don Pablo al lado era difícil no enterarse. Es lo que tiene ir acompañando a alguien que sí tiene sus contactos en el mundillo de las carreras populares, a diferencia de uno mismo.

De la carrera sólo puedo hablar bien. Da lo que promete y más. En el polideportivo, sin agobios y con espacio, se recogía el dorsal (imagino que también estaría el ropero allí) y se entregaba de la camiseta (térmica de manga larga, la primera de ese tipo que me dan en una carrera). El circuito, señalizado perfectamente cada kilómetro, era casi plano, salvo un kilómetro que picaba hacia arriba y que coincidió con el kilómetro 3 en la primera vuelta y con el 8 en la segunda. Los agobios en salida tampoco podían ser muchos con poco más de 600 corredores y, salvo el primer kilómetro, el resto de la carrera se corrió sin apreturas. Avituallamiento líquido en el kilómetro 5 (cosa que le faltó al Paris, la semana pasada), y bolsa con bebidas frías, barrita y un puesto que repartía caldo calentito en meta. Por último, las clasificaciones salieron en la web del club Alovera, la misma tarde de la carrera con tiempo oficial, neto y paso por el kilómetro 5. Chapó para la organización porque además este año un euro de cada inscripción iba destinado a ayudar a Javier, un niño de Alovera aquejado de una grave enfermedad. Parece que son los clubes pequeños los que hacen grande a las carreras populares.

En lo que respecta a mi carrera, mi participación venía condicionada por mi maltrecho gemelo derecho (sí, también esta semana), pero bueno, intoxicado de réflex me puse en la salida porque no estaba por la labor de dejar escapar la posibilidad de correr rápido, y las carreras me motivan más que las series, aunque las haga al lado de casa. Al final completé los 10.000 metros en 44:41 (44:15 de tiempo neto) a un ritmo de 4’25″/km. Desde Canillejas 2011 no había parado el reloj por debajo de los 45 minutos y aunque estoy muy lejos de mi MMP (41:42 en Canillejas 2003) tengo motivos para sentirme satisfecho.