
Otro año que se nos va. Éste, con 1.507 kilómetros corridos. Una cifra aceptable si tenemos en cuenta que son unos 90 kilómetros menos que en 2014, el año que corrí dos maratones, por ninguna este 2015. Quizá sea éste el rasgo más destacado del año, la falta de una maratón en la temporada de un maratoniano… Pero lo que pasó, pasó, Chicago no pudo ser y las alternativas que había… pues eso, tampoco llegaron a ilusionarme y el año terminó más con más pena que gloria (pero vamos, mucha más pena de lejos). Para 2016 no he querido arriesgar a finalizar otro año en blanco y ya estoy inscrito al maratón de Madrid y el día 4 de enero empezamos (bueno, empiezo) a entrenar siguiendo el mismo plan que para Chicago con alguna que otra adaptación (pequeñas, tampoco hay que tocar demasiado lo que iba bien).
Del resto del año no hay mucho que contar. No ha habido grandes marcas, ni malas ni buenas. Y en total he corrido cuatro carreras de 10 kilómetros: Liberty, Canillejas, la de la AVT y el Trofeo Akiles (nunca había corrido las dos últimas, y me gustaron); y tres medias maratones: mi querida Zamora, Alcalá de Henares y Azuqueca de Henares (en esta también debuté y, a pesar del calor y las tres vueltas, me gustó). Y se acabó. No creo que me haga ningún selfie mostrando mis dorsales porque más que mostrar orgullo iba a darme vergüenza.
Un año gris como gris ha sido el día de hoy cuando salí a despedir el año haciendo una de las cosas que más me gustan, correr.
Feliz salida y entrada de año.