
Ha llegado el momento para el tradicional Mapoma de dar un paso adelante, de llevar la carrera a otro nivel y, sobre todo, de tomar las acciones necesarias para que esto sea así. No vale únicamente con ponerle un nombre largo y prácticamente impronunciable. Lo que los participantes pedimos es una carrera. No, miento, pedimos una gran carrera. Desafortunadamente, los organizadores del Maratón de Madrid, a día de hoy, no han sido capaces de darnos eso.
Los problemas del sábado, las enormes colas, en la recogida de dorsales no son de recibo. Aún menos la respuesta de la organización echando la culpa a la seguridad del recinto. Evidentemente pudo existir un exceso de celo de los vigilantes en el control de accesos, pero después de lo que pasó con el Madrid Arena, ¿quién puede reprochárselo? ¿Que no había tornos para la comprobación de aforo? ¿Y? ¿Quién eligió la Casa de Campo para poner la Feria del Corredor? ¿Acaso desconocían ese punto? Por favor, aprendan, acepten su responsabilidad y mejoren para la próxima vez. Claro que la gente se enfadó. No es la primera vez que la organización mete la pata hasta el corvejón. ¿Recordamos el pifostio del guardarropa de 2011? ¿Recordamos la primera edición en la que se les ocurrió poner el guardarropa en el Retiro y la salida en Colón?
Esa es otra. Ya han pasado varios años y sigo viendo corredores, sobre todo extranjeros, pegándose unos sprints espectaculares para dejar la ropa antes de que den la salida. ¿Por qué generar ese nivel de estrés en gente que sólo quiere divertirse? ¿Por qué hay que empezar a correr a las nueve de la mañana de un domingo cabreado como una mona? Señores organizadores, en NINGÚN maratón del mundo que se precie de serlo y que tenga algo de dignidad y cierto renombre, repito, en NINGUNO ocurre esta situación. La ropa tiene que poder entregarse en la salida y tiene que recogerse sin incidencias en la meta: sota, caballo y rey. ¿Tan difícil es? Pues viajen y vean.
Esta, además, ha sido la primera vez que he ido acompañando a alguien que debutaba, aunque fuera en la media maratón, y he conocido la carrera desde el cajón 5. Hemos tardado más de doce minutos en pasar por debajo del arco de salida. Incluso haciendo que los del 10k salgan media hora antes, la cantidad de gente que participa se ha hecho inmanejable (se estimaban unas 24.000 personas entre maratón y media maratón). Madrid no se merece esto. No se puede correr así. Madrid necesita de forma urgente no sólo la división en cajones que ya existe, sino la salida escalonada por oleadas para que, sencillamente, se pueda correr a gusto. Y separar la salida de la media maratón y del maratón… ¿por qué no? Pero mucho me temo que no va a ser así. Deduzco que a la organización le mola la foto con la estampida de 25.000 corredores más que a un tonto mascar chicle. Porque queda mejor que sólo 15.000 y porque jugar con las grandes cifras te da ese prestigio internacional que queda muy bien en un papel aunque la realidad sea otra.
Y no estoy diciendo que lo que propongo sea fácil y que la organización podría hacerlo «en dos patás«, no. Estoy diciendo que es necesario y que tienen que ponerse las pilas. Que Barcelona nos da mil vueltas, que Valencia está tratando de convertirse en una referencia. Que Sevilla cada vez tiene más adeptos. Pasaron los tiempos aquellos en los que el Maratón en España era Mapoma. Y si esta competencia existe dentro de nuestras fronteras, del extranjero ni hablamos.
De la carrera en sí no puedo decir nada malo. Me encanta Madrid, me encanta correr por Madrid y me encanta la lluvia, así que disfruté más que Peppa Pig saltando en un charco de barro. Los servicios médicos siempre visibles ofreciendo vaselina y Réflex. Los avituallamientos cada 5 kilómetros en los que nunca faltaba agua. Y el detalle del avituallamiento sólido con gel y plátanos para los de la media (aunque honestamente crea que para esa distancia es absolutamente innecesario). Gran trabajo de las fuerzas de seguridad cerrando el recorrido al tráfico. Las bandas de música, las pobres, hicieron lo que pudieron en un día de perros que no invitaba a tener gente en la calle animando. Como siempre la nota negativa son esos viejecillos que cruzan la calle, por sus cojones, con el riesgo de que un día acaben arrollados por un corredor (mi cuñado no se llevó a uno por delante en Bravo Murillo porque lo abrazó para que no cayera, pero vamos, el susto se lo dio). Y la animación muy escasa: el barrio de Salamanca, una vez que nos separamos de los maratonianos, parecía una ciudad fantasma.
Nuestra carrera fue de libro. De menos a más. Con una primera mitad muy lenta entre paradas técnicas y embotellamientos de corredores y una segunda mitad rápida en la que constantemente fuimos adelantando gente, incluso en la subida de Alfonso XIII. Al final 1:51:17 por mi reloj. Muy bien teniendo en cuenta que mi cuñado a sus 50 tacos tenía como objetivo simplemente bajar de 2 horas. Pero ha hecho los deberes, entrenado bien y, como este deporte es muy agradecido, le ha permitido disfrutar de la carrera y esa sensación yo creo que es la que buscamos en cada carrera todos los corredores.
Enhorabuena a todos. Si Madrid es aún una gran carrera es por la gente que la corre, es por todos nosotros, no lo olvidemos nunca.
Un saludo.
De acuerdo contigo en todo, Garricar. No se puede exponer más claro. Enhorabuena a tu ‘pupilo’
Muchas gracias. Lo pasamos bien y el cuñado quedó con ganas de más. Es lo importante.
Lo primero decir por experiencia, un lujazo llevarte en una carrera. Envidio a tu cuñado maestro.
Segundo, la organización solo mira en hacer números y hacer caja. Si mirasen por el corredor podría llegar a ser uno de los mejores maratones de Europa. Es un maratón duro, pero la gente también busca superar un maratón duro.
Hay muchas cosas por cambiar como bien dices Valencia y Sevilla van a dar un revolcon a Madrid.
P.D.: Tengo de ganas de volver a compartir con usted otra carrera maestro.
Me debes una por montaña, que lo sepas! 😉
En cuanto mi rodilla lo permita, cuenta con ello. Sera todo un honor.